Así como doña Angela, que todas la mañanas con su bastonsito que sirve de apoyo a sus tantos años, recorre la ex ruta 92 en busca de sus ilusiones, de su comida diaria y de su infaltable amigo, el diario.
Por muchos años nos alimentó con su leche, hoy nos alimenta con su ganas de vivir y nos llena con su fortaleza de vida.
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